El té es un producto que está en todas las cocinas del mundo, siendo incluso para algunas personas todo un ritual su consumo. El té se obtiene en sus diferentes variedades por un proceso de fermentación de las hojas de la Camellia sinensis. Cuanto más fermentado está más oscuro es su color siendo el té negro el más procesado y el té blanco el que menos, y por lo tanto presentando diferentes características. La mayoría de la bibliografía habla fundamentalmente del té verde como cosmecéutico. El té blanco es más potente como antioxidante que el té verde y el negro. Sin embargo el té negro tiene una mayor concentración de flavonoides como la quercetina, teoflavina y kaempferol que se usan con el objetivo de proteger a las células de la piel contra la radiación ultravioleta. El más utilizado con diferencia en la industria cosmética es el té verde aunque como indican varios autores las concentraciones que se presentan en los cosméticos comerciales estarían por